Dentro de la amplia oferta de programas de posgrado existentes en el mercado, los diplomados aparecen como una alternativa cada vez más apetecida por los profesionales que deciden seguir perfeccionándose y regresar a las aulas universitarias.

Las cifras así lo muestran. Según las estadísticas que maneja el Consejo Nacional de Educación (CNED) el crecimiento ha sido más que importante. Si durante 2006, sólo 2.746 personas se matricularon en un diplomado, en 2010 la cantidad casi se duplicó: 4.512 fueron los profesionales que optaron por seguir algún programa de especialización.

El aumento no sólo se ha reflejado en la cantidad de alumnos. Los centros de educación superior también se han esforzado por ampliar la oferta educativa. Mientras en 2006 las universidades chilenas sólo impartían 139 programas dirigidos a graduados, el número aumentó a 369 durante el 2010. De ellos, sólo uno fue dictado por un instituto profesional.

La amplitud de disciplinas y áreas de conocimiento también ha tendido a crecer. Así, el área  que registra una mayor cantidad de diplomados en el mercado es la de Administración y Comercio, representada por 93 programas. Se trata de un 25% de la oferta total para este tipo de educación. Además, el 2010, fue la segunda con mayor concentración de matrícula, al captar a un 20% del total de profesionales que estudiaron un diplomado.

LAS VENTAJAS DE OPTAR POR UN DIPLOMADO

El crecimiento de estos programas no ha sido al azar. Está íntimamente ligado a los beneficios que ofrecen para los profesionales que desean avanzar en sus carreras. Según Margarita Guarello, directora de calidad y programas de educación continua de la UC, los diplomados permiten  “adquirir nuevas herramientas en un formato que, por el tipo de horarios, la modalidad, duración y carga académica, son absolutamente compatibles con profesionales que trabajan en jornada completa”.

Así, la corta extensión de los programas tiene una razón muy concreta. Una de las características fundamentales de un diplomado es su especificidad. Su foco está en que los estudiantes adquieran conocimientos y competencias específicas, necesarias para su desenvolvimiento profesional. Además, esta característica permite una mayor diferenciación de las ofertas. Para Juan Enrique Negri, director de educación ejecutiva del IEDE, esto es clave en el fenómeno. “Para las empresas es más valioso contar con personas que tienen diplomados especializados que profesionales con maestrías y otros programas de connotación más académica y más generalistas. Un diplomado, en cambio, te otorga herramientas que te ayudan a saber hacer”.

La principal ventaja de cursar un diplomado está en la adquisición de competencias que le permitirán al profesional resolver problemáticas más sofisticadas y específicas. Se trata de un plus que las empresas valoran a la hora de contratar. “Las compañías no contratan empleados, sino resultados, personas que sean capaces de lograrlos en el corto plazo”, dice Negri. Es  por este motivo que el experto recomienda no realizar demasiados posgrados. “Lejos de agregar valor, te desvaloran, porque el mercado comienza a verte como un teórico, como un eterno estudiante. Las empresas no quieren eso”.

Otro de los beneficios, es el menor costo asociado a la menor cantidad de horas de estudio. Un diplomado, por lo general, tiene una duración de 100 a 180 horas académicas. Son programas que compatibilizan la carga laboral con la posibilidad de profundizar en tópicos y materias  específicos, de modo teórico y práctico, con una menor inversión económica. Esas características lo convierten  en una opción muy atractiva para agregar valor y expandir las expectativas profesionales.

QUIENES DEBERIAN CURSAR UN DIPLOMADO

Según Martin Meister, director ejecutivo de posgrados y educación ejecutiva de la Universidad de Chile, “lo primero en lo que hay que fijarse es en las necesidades de estudiar, es decir, qué es lo que necesito reforzar o aprender respecto de una materia en específico”. Son muchas las razones por las que un profesional puede requerir un posgrado. Y al momento de tomar la decisión, lo fundamental es tener claro por qué se quiere cursar una especialización.

“Hay que buscar el desarrollo de conocimientos y competencias contingentes. Deben ser objetivos de corto plazo, algo que sea aplicado inmediatamente”, explica Negri. La idea es que la persona tenga una meta a uno o dos años como máximo. Hay que tener claro que con el paso del tiempo, los conocimientos adquiridos pierden validez y la inversión se pierde.

“No deben ser plazos largos ya que el conocimiento hoy es muy dinámico. Para estar en vigente en el mundo laboral hay que demostrar que tus conocimientos y competencias están vigentes”, dice Nicolás Velasco, director de educación continua de la UC.

Según un estudio realizado por la Universidad Católica, la posibilidad de actualizar conocimientos es una necesidad permanente en el mercado. De hecho, un 75% de las personas encuestadas piensa que sería bueno realizar una capacitación para poder actualizar sus conocimientos y adecuarse a las nuevas necesidades y requerimientos de su trabajo.

“La competencia en el ámbito laboral es intensa. Por ello, es necesario estar actualizado con las nuevas tendencias en todo ámbito del quehacer profesional. Con el diplomado se busca renovar y refrescar conocimientos para poder aplicarlos en las empresas. No es sólo teoría sino que adquisición de herramientas prácticas”, explica Ángela Núñez, directora comercial del centro de formación de ejecutivos de la Universidad del Desarrollo.

La necesidad de darle un giro a la carrera profesional o dirigirla hacia ámbitos no cubiertos, aparece como otro aspecto en el que un diplomado puede resultar muy útil. “Estos programas te permiten abrir una puerta cerrada porque no tenías la formación ni la experiencia. La lógica del cambio de carrera es buscar la forma de entrar a esa industria y un muy buen camino para abrir esa primera puerta es el diplomado”, aconseja Negri.

La adquisición de conocimientos y competencias nuevos no es la única ventaja que pueden entregar estos programas. Si se quieren emprender nuevos rumbos laborales, ellos también brindan la oportunidad de acceder a nuevas redes de contactos. “Una comunidad en torno a los negocios significa que los profesores a futuro puedan ser asesores o clientes de un alumno. O que un alumno sea proveedor de un profesor o que incluso los contraten”, dice Negri. Toda experiencia académica permite crear lazos y cuando se está partiendo en una nueva área, la consolidación de estos vínculos resulta fundamental.

Otra motivo para optar por un diplomado es el de responder de mejor forma a las nuevas exigencias y demandas en el empleo actual.  Según Guarello, “estos programas permiten adquirir áreas de desarrollo para enfrentar nuevos desafíos. Así, los alumnos pueden encargarse de nuevos proyectos y resolver problemas para los que antes no tenían las competencias. Hay una línea de habilidades gerenciales, trabajo en equipo, habilidades comunicacionales que son evaluadas de manera muy positiva por los empleadores”, dice Guarello.

COMO ELEGIR UN DIPLOMADO

Al menos son tres los factores que hay que sopesar a la hora de elegir la mejor opción para cursar un diplomado: la institución en que se imparte, los profesores que dictan el programa y la malla curricular. Como la especificidad es la que manda, la mejor manera de testearlo es mediante la malla curricular. “Hay que separar el producto diplomado del contenido académico. Un buen diplomado debe ser práctico. Que tenga mallas claras con objetivos muy establecidos y específicos”, dice Negri.

Para Meister, parte de la calidad de la institución pasa por sus profesores. “hay que fijarse en que los profesores participen tanto desde sus estudios formales como de la experiencia real con los contenidos, también cuántos años tiene la escuela que los dicta, la trayectoria del programa”. Jamás hay que dejar de lado el prestigio de la institución, ya que el peso de la marca construye identidad y esa huella pesa mucho a la hora de capitalizar la inversión.

El tipo de personas que ingresa al diplomado es otro factor a tomar en consideración. Según Ingrid Schirmer, gerente de educación ejecutiva de ESE Business School, “aprender con malos alumnos debilita el aprendizaje”. Por ello es clave fijarse en el alumnado. Andrés Bernasconi, vicerrector académico de la Universidad Andrés Bello, aconseja “fijarse a quiénes está dirigido el programa y matricularse en uno que atienda a los alumnos semejantes a uno en formación y experiencia”.

LAS AREAS DE PROYECCION

Existen diplomados en áreas en las que es posible tener mayores oportunidades de capitalizar la inversión. Y ese también es un antecedente a considerar cuando se está postulando. Para Ángela Núñez, si bien existen áreas como marketing o ventas que siempre han tenido una buena demanda, hay otras áreas a las que hay que poner más atención “Hay temas como las finanzas, la evaluación de proyectos y la aplicación de la norma IFRS que han tenido un crecimiento importante”.

Según Negri, los programas con mayor proyección son los que tienen una mirada internacional. “Todos aquellos que tienen que ver con la gestión de compañías en el ámbito de la globalización, porque cuando uno habla de comercio exterior, se habla de algo muy específico”.

En la UC creen que programas con buenas proyecciones son los interdisciplinarios. Ellos brindan un ensamblaje de carreras que permiten integrar conocimientos e ingresar a nuevos polos de negocios. Guarello cuenta, en este sentido, que uno de los programas más demandados es el de gestión cultural. “El desarrollo de proyectos con disciplinas como teoría de la cultura, literatura o cine se ha convertido en un área de desarrollo de negocios muy importante para ingenieros comerciales”.

Otra área con muchas perspectivas es la de programas relacionados con el área de educación. Aquí se trata de llevar lo desarrollado por economistas y expertos en administración de empresas a la gestión de colegios e instituciones de educación. “Son cada vez más los ingenieros que se interesan por la educación, cómo hacer una planificación estratégica, gestión de recursos y gestión de personas. Es una tendencia muy fuerte”, dice Guarello.

Revista Qué pasa, 9 de junio de 2011